Psicología, Psicoterapia

¿Cómo prepararme para iniciar terapia?

¿Qué es la terapia psicológica?

La terapia psicológica es un proceso en el que una persona se acompaña de otra -profesionalmente preparada- para abordar y trabajar en mejorar diversas situaciones o aspectos de sí misma, su vida y sus relaciones. En este proceso tanto consultante como terapeuta se alían para comprender y resolver tus necesidades. Si estás pensando en iniciar un proceso terapéutico, es importante que pienses dos cosas: ¿por qué? y ¿para qué?

El “por qué” es tu motivo de consulta. Es decir, qué situaciones -internas o externas- te llevan a sentir/considerar que puede ser momento de iniciar un proceso terapéutico. Puedes comenzar haciendo un listado de dichas situaciones. Algunas de las cosas que suelen ser motivo de consulta son: “no sé si seguir con mi relación de pareja o no”, “quiero mejorar mi relación y no sé cómo”, “no logro salir de algún malestar emocional”, “no consigo manejar mis emociones”, “no sé qué rumbo darle a mi vida”, “siento que no me amo”, “no puedo dejar el pasado atrás”.

Lo que hay que tener en cuenta al hacer tu lista, es que basta con que sean cosas que tú consideres importantes y necesarias. No hay ninguna regla ni expectativa que cumplir. Si lo deseas, puedes dividir tu lista entre cosas “importantes/no importantes” y “urgentes/no urgentes” para que te des una idea de qué es lo que querrás abordar primero en terapia. Si no tienes mucha claridad para categorizar tu listado, no te preocupes, esto puede ser una de las primeras cosas a trabajar en terapia.

Después, hay que pensar en los “para qué”, es decir, aquellas cosas -tangibles o intangibles- que quieres conseguir con la terapia. Si antes de iniciar un proceso terapéutico no tienes muy claros tus “para qué”, no te preocupes, estos se pueden ir aclarando en las primeras sesiones. Siguiendo los ejemplos planteados anteriormente, algunos “para qué” pueden ser: “decidir si continuar o no la relación”, “aprender cómo mejorar mi relación”, “salir del malestar emocional”, “ser capaz de manejar mis emociones”, “definir un rumbo para mi vida”, “amarme”, “dejar el pasado atrás y centrarme en el presente”.

Teniendo los “por qué” y los “para qué”, el proceso terapéutico se puede enfocar en los “qué” y los “cómo”. Tomando uno de los ejemplos ya planteados, si el “para qué” es decidir si continuar o no en mi relación de pareja, el proceso terapéutico consistirá en ir comprendiendo el estado actual de las cosas, además de todo lo que hizo posible que se desenvolvieran precisamente de ese modo -como tus aprendizajes sobre las relaciones, tu visión del amor, cómo funciona el amor en la estructura y grupo social a los que perteneces, etc-, comprender tus necesidades y disposición, tus emociones y afectos profundos, tus miedos y motivaciones, y todo lo que sea necesario para que puedas llegar a cumplir tu objetivo que, para este ejemplo, es poder decidir si seguir o no con una relación.

En resumen, antes de iniciar terapia es indispensable que conozcas tus “por qué”; es altamente deseable -pero no indispensable- que conozcas tus “para qué” y todos los “qué” y los “cómo” se irán trabajando durante el proceso.

Si quieres comenzar un proceso terapéutico, no dudes en contactarme. Con gusto te acompañaré en tu proceso.

Más sabias, más sanas, más libres.

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